Un dolor extravagante, mitad pena de muerte, mitad emoción angustiosa y lagrimeante, golpea mi pecho como un si fuera un bombo, un gongggggggggggg….Au! En verdad duele. Absorbe, absorbe lágrimas indisimulables… Auuuu! Un carajo quiere salir chiflando de mi alma, mientras el terremoto, huracán, cataclismo, tormenta, pandemia, sacude desde la punta de mis recuerdos hasta la el extremo de mi mejor amigo. A quién debo culpar por esta agonía, por estas rodillas y manos en el piso, por estos ojos aferrados al sudor del sentimiento, por este sonido lapidante, por este chillido enloquecedor, por este bramido, por este bárbaro gañido, por esta desazón amplificada vista con lupa… en la víspera del entierro! Maldito tiempo.
Necesito aún un techo que me cubra de la lluvia, ¡No he terminado de zurcir mi paraguas! Y el ineludible y avasallante torrencial que aguarda allá afuera, al cruzar, ¡la ultima vez!, por esta sagrada puerta, espera ansioso un cuerpo más, una cabeza más, un espíritu más para empapar en su dolor, en su aroma, en su estruendoso resplandor de un millón de amperios… No me siento “producto final”, disculpen… No me siento listo, perdonen… NO ME DIGAN QUE DEBO ESTAR PREPARADO PARA VIVIR… porque no lo estoy… lo lamento… personal religioso, personal educativo… ¡este aprendiz se va a lanzar a la piscina sin ropa de baño! Y para colmo en otro club, en otro mar, dentro del mismo océano claro, pero de aguas más feroces. ¡Una pena más al caldo!
75 rostros conteniendo el riachuelo hasta que María o el alcohol lo ayuden a salir.
75 firmas en cada polo, camisa, ropa interior tal vez.
75 pares de miradas, mirándose por última vez, tal vez.
75 corazones latiendo más rápido, al unísono, por última vez, quizás.
75 espíritus atrapados entre las garras del tiempo, al borde del abismo cubierto por la bruma y la niebla del no-estar-listo., eso es seguro.
75 adioses,
75 saludes,
75 ¡chupemos mierda! …que se nos acaba la vida,
75 veces, ESO NUNCA LO HARÉ MADRE QUERIDA.
75 heridas abiertas, en 75 pechos, en 75 polos ROJO Y NEGRO.
75 amigos… 75 amigos…
En la víspera, que ya lloro, pienso en lo que mañana voy a llorar. Y si hoy no lloro como podría, es porque el llanto estoy cargando en un depósito, pequeño, demasiado pequeño… para asegurarme que mañana reviente como debe… y que me arrastre en el vaivén homónimo de 75 ritmos cardíacos acompasados por primera y última vez.
Pero este amor omnipotente por el San PP no se mide en lágrimas de sangre, ni en botellas espumosas, ni en desconcierto generalizado en la avenida del chicharrón. Se mide en el Corazón ¡carajo! En la fidelidad post mortem, en la vida, en la muerte, en el cielo o en el infierno, ene. Perú o donde $%&$#$ sea…. Con la rojinegra puesta, el pecho se hincha de alegría y de pasión. Y después de 11 canciones, mi piel, mis músculos y mis huesos son negros, son rojos, negros, rojos, negros rojos negros rojos Negros Rojos NEGROS ROJOS… Son San José.
Canchas, Piscina, Coliseo, Bosque… Canchas de nuevo
Las Pichangas ¡carajo! Las pichangas
Los chongos, las bajadas, los golpes al huevo! (sorry bro)
Hilario, Saúl, Mariguano (cocaíno, heroíno, y demás)
¡Leonidas! (tengo ganas de decir carajo), professsss…
Rita, Ana, Enfermera quizás, y …¿alguien más?
¡75 amigos carajo, es lo que cuenta de verdad!
Ayer fue el último ayer… Hoy el último hoy… Y mañana… el último mañana… y el último ¡carajo! Con 75 patas, de 11 años, de innumerable pichangas, de tantas fotos, de tantos recuerdos, de tantos ¿PTM hay examen? De 10000000 de voltios de alegría y de niñez….
Suficiente estupidez… mañana el adiós postrero nos espera….